
En el último tiempo, son cada vez más las denuncias que se realizan por casos de secuestros virtuales, donde se comunican con un integrante de la familia, en diversos horarios, y afirman tener a su hijo o familiar cercano privado de su libertad, por lo que reclaman sumas de dinero importantes para su liberación.
“Hemos tenido en promedio entre 3 y 4 denuncias por día de intentos fallidos, donde la víctima advierte el engaño, corta la comunicación y llama a la Policía. Pero la cifra negra es mucho más elevada”, reconoció un investigador.
Las denuncias recibidas en las comisarías y luego derivadas a Delitos Económicos han permitido establecer indicios para dirigir la investigación.
La banda estaría conformada por un mínimo de cuatro personas, entre ellas una mujer. “En uno de los hechos, donde le dijeron a la mujer que le habían secuestrado a la hija, de fondo de la comunicación se escuchaban gritos de una chica”, relató un pesquisa.
Respecto del accionar de la banda, ha ido variando durante el mes buscando sorprender a sus posibles víctimas que, en su mayoría, son personas mayores de 50 años con hijos jóvenes o adultos que ya no viven con ellos y que en algunos casos están fuera de la provincia.
“Buscamos determinar si hay un trabajo de inteligencia previo, porque las víctimas responden siempre al mismo patrón”, detalló el informante.
Este mes, la banda comenzó llamando a sus víctimas entre las 21 y las 0. Pero al poco tiempo mutaron y trataron de concretar golpes a la hora de la siesta. Finalmente, optaron por sorprender a sus víctimas ya avanzada la madrugada, entre las 2 y las 4. “No les dan tiempo a nada en ese horario porque la persona está durmiendo, se despierta y lo meten en una situación tan vertiginosa que no alcanza a reaccionar”, explicó el investigador.
El ardid de los delincuentes consiste en sostener la historia de un hijo secuestrado: se escuchan gritos y golpes de fondo, y le imponen premura a la víctima del engaño al decirle que van a matar a su familiar si no entrega dinero o joyas. Si la persona muerde el anzuelo, la obligan a no cortar la comunicación y se dispone un lugar para la entrega del dinero, que puede ser una plaza o incluso la propia esquina de la casa. La amenaza permanente es: “Si llamás a la Policía, lo mato”.
Toda la operación puede durar entre 30 minutos y dos horas.
En otros casos, con datos muy certeros, fingen un accidente. “Se hacen pasar por personal de Tránsito y dicen que el hijo está herido”, agregó la fuente. En estos casos, que se ha dado con víctimas que tienen a un familiar en otra provincia, los delincuentes han pedido tarjetas de carga para el celular.
Los intentos de secuestros no se limitan a Neuquén capital, también se registraron en Plottier, Centenario y, recientemente, en Cutral Co y Plaza Huincul.
Fuente: LM Neuquén.
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