El hecho en cuestión ocurrió la madrugada del 31 de julio de 2018, en una casa en la que se estaba realizando una fiesta entre estudiantes de la EPEA 2.
Luego de consumir bebidas alcohólicas, el joven quedó a solas con la víctima y en ese contexto “valiéndose del estado de inconsciencia de la misma, lo cual hacía que ella no pudiera consentir libremente el accionar”, fue que se produjo el abuso sexual.
Fue cerca de las 7 que la víctima comenzó a convulsionar y cayó al piso desde un sillón, por lo que algunos jóvenes que seguían en la casa escucharon el ruido y fueron a socorrerla.
Tras el juicio, donde fue hallado culpable por unanimidad, el fiscal Andrés Azar destacó que “la falta de resistencia activa, por encontrarse en estado de inconsciencia, nunca puede tomarse como aceptación de la relación”.
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